martes, 10 de febrero de 2009

la carta de ayer

Esta noche me acordé de ti, hacia tiempo que no pensaba en lo que nos pasó hace tantos años, ¿te acuerdas lo bien que lo pasamos? Hoy volví a pasar por esa calleja vieja de la Lima cochina que nos vio crecer allá por el 98, cuando creímos que nunca nos separaríamos, y ya ves, diez años después, solo me queda la posibilidad de recordarte.
A pesar de haber mantenido el contacto por cualquier vía, y me refiero al teléfono y a Internet, nunca hemos podido sentarnos frente a frente y hablar de lo que nos pasó, y cuando pudimos hacerlo, nos quedamos callados. Ahora quiero reiniciar mi vida, ponerle un punto y aparte a tu recuerdo y siempre sales airoso de cualquier intento mio de sacarte de mi pensamiento, es imposible que solo perviva el recuerdo, sales tú, tú y tu sonrisa de chiquillo peleón que me llamó la atención esa noche, en la avenida Arenales, en casa de ese a quien no debemos nombrar…
¿Qué ha sido de tu vida? Los que te conocen me dicen que estas muy bien, incluso tú mismo me has dicho que estas bien las veces que hemos hablado por teléfono, pero ¿sabes que? No te creo, y no te creo simplemente por que no me has tenido la oportunidad de decírmelo mirándome a los ojos, así que déjame dudar de tu bienestar, sé que en algún rincón de tu alma aún no me has dejado libre y que no podrás mirarme a los ojos para decirme que estas bien.
¿Qué yo como estoy? Hmm no lo sé, debo decirte que bien, por que no es mentira, aunque tampoco es la verdad completa, estoy bien por que aun puedo pensar en el futuro, estoy bien por que aun puedo resultar atractivo para comenzar una nueva relación, estoy bien por que sé que puedo estar bien; pero la cuestión está en que yo mismo no termino de convencerme de mis bienestares, y eso que me lo he dicho mirándome a los ojos en el espejo, y no, no termino de estar bien.