sábado, 13 de septiembre de 2008

primera vez, sentimiento de amor...

Solía verlo cada tarde en los pasillos de la Universidad, creo que estaba en cuarto o quinto año, pues siempre iba vestido de traje. La primera vez que lo vi me pareció algo atractivo: cabello castaño, ojos color miel, cuerpo fornido aunque un poco bajo para mi estatura, pero nada notorio.
Siempre creí que mi manera de hacer contacto es con la mirada, así que decidí mirarlo con insistencia hasta que él se dio cuenta y yo, rápidamente desvié la mirada avergonzado y continué mi camino. Al día siguiente estaba alli de nuevo, esta vez fue él quien me miró y tras un fugaz intercambio visual huí por el camino.
Asi pasaron varios días hasta que una tarde, en la fila para recoger las boletas de matrícula, tropecé con alguien sin querer y, levantando la mirada para disculparme, me di con la sorpresa que era él.
-hola- dijo.
-hola, disculpa por el empujón- respondí.
-no te preocupes, fué culpa mía, dime, tienes encendedor?
- claro, no sabía que fumaras.-
- ¿te molesta?
- Me molestaría que fumaras solo-
Automáticamente me ofreció un cigarro y me extendió el fuego para encenderlo.
-Gracias –dije- ¿ya recogiste tu boleta?
- si, ¿y tú?-
-También, justamente iba a la estación de autobuses-
-¿te vas tan pronto? pensé que podríamos ir a tomar un café.
Realmente me sorprendí, no pensé que me diría eso, pero acepté y le dije:
- bueno, pero por lo menos me gustaría saber como te llamas-
- Discúlpame, no me presenté, me llamo Raúl ¿y tú?
- Yo me llamo Carlos, mucho gusto.
Nos dimos un fuerte apretón de manos mirándonos fijamente y sin más nos fuimos caminando a la cafetería a tomar el café que daría comienzo a esta gran amistad. Cuando nos sentamos ya habíamos hablado un poco. Él me dijo que estaba en cuarto año y que practicaba en el Palacio de Justicia. En la cafetería me preguntó:
- ¿tú estás en tercero verdad? en el 304
- si, pero ¿Cómo sabes eso? – dije sorprendido
- El otro día te vi por la ventana, llevabas un traje gris-
- ¡ah!, tenía que exponer sobre los Derechos Humanos-
- Me impactaste con el traje, te queda realmente bien.
- Gracias, es la primera vez que un pata me dice eso-
- ¿te molesta?-
- No, para nada-
Poco a poco la conversación se había hecho mas profunda y sin darnos cuenta la noche nos había caído encima, con pena le extendí la mano y le deseé buenas noches, él hizo lo mismo pero, al atravesar la puerta, me llamó y me dijo:
- ¿Te gusta el teatro?, tengo dos pases –
- Claro, ¿qué obra presentan?
Acercándose a mi me dijo con voz muy baja:
-“La jaula de las locas”, ¿te gustaría ir conmigo?
Sonreí ante su misteriosa revelación y le dije que si, que nos veríamos el sábado siguiente en una cafetería cerca del teatro. No pude pensar en otra cosa que no fuera ese sábado, escogí mi ropa desde el jueves y hasta fui a la peluquería a recortarme el cabello aunque no lo necesitaba. Me sentía tremendamente atraído por Raúl, solo quería estar a su lado, era tan atractivo que comencé a tener fantasías de todo tipo.
El tiempo pasó pronto, los días, las semanas, los meses y al final teníamos dos años y medio como pareja. Él ya trabajaba en un renombrado estudio y yo acababa de graduarme de abogado.
Tengo que contar que al graduarme se vencía el plazo que me dio mi familia para reunirme con ella en Europa.
Día a día nuestro cariño fue creciendo, creíamos que estábamos hechos el uno para el otro, claro, como toda pareja, a veces teníamos nuestras diferencias, pero él siempre tan sutil, sabía llevar la situación para que todo termine prontamente. No existían mentiras ni secretos hasta ese momento, pero yo comencé a no saber como decirle lo que mi familia me obligaba a hacer. Con esa cruz en mi conciencia comencé a morir por dentro, sabia que dentro de pocos meses tendria que separarme de mi amor y no podría evitarlo. El sufrimiento se apoderó de mi, y cada vez que lo veía trataba de tenerlo lo mas cerca de mi, como si aferrados en un abrazo nos llegásemos a fundir para nunca separarnos.
Él se dio cuenta rápidamente de lo que me ocurría y solía preguntarme por que me ponía triste de pronto, cuando estaba con él. Realmente me faltaba valor para decirle lo que ocurriría dentro de dos meses, solo le pedía que me quiera y me abrace con fuerza. Cuando se marchaba rompía a llorar. Finalmente un sábado por la noche me arme de valor y después de meditarlo detenidamente le dije:
- Raúl, tengo algo muy importante que decirte-
- ¿Qué te ocurre bebé? ¿Por qué tan serio?
Evitando su mirada le dije:
- Me voy a Italia en dos semanas -
- Supongo que bromeas – respondió
No pude contenerse y un extraño brillo saltó en sus ojos, cogió fuertemente mis manos buscando una explicación.
- Tu sabes que este día tenía que llegar – dije – mi familia me llama a su lado y no puedo hacer nada por evitarlo-
- Pero dos semanas…, ¿por que tan pronto? ¿Por qué no me lo dijiste antes?-
- No sabía como hacerlo, me dolía mucho pensar en alejarme de ti. Te amo, te amo como nunca supe amar y no quiero perderte.

Raúl soltó mi mano y con rabia dijo:
- ¡Eres un mentiroso! todo el tiempo mentiste, ¡no fuiste sincero conmigo!
- ¡No! pero no podía decírtelo, era demasiado doloroso para mi, creo que es mejor así, por favor perdóname.

Quise abrazarlo en ese instante, pero el se me adelantó buscando con sus brazos mi cuerpo y con su boca la mía, me besó con desesperación, como si quisiera afirmar que yo le pertenecía y que él era todo para mi. Las caricias se confundieron con las lágrimas, no era posible romper ese lazo sentimental, los corazones latían al mismo ritmo, la sangre fluía con fuerza y el pensamiento se hizo uno solo, no, las carnes no pudieron jamás ser tan puras, fue un abrazo que no dijo pasión fue un contacto de sentimiento, fue el amor el que habló.
Esas dos semanas fueron como dos segundos, no podía separarme de él, llegado el momento no quise abrazarlo, el avión aguardaba, el tumulto de gente fue testigo del gran beso que nos dimos, los ojos se encargaron de lavar el dolor y con el alma en las manos nos dijimos adiós.
Hoy todavía siento que mis ojos lloran cuando pienso en él aunque ya pasó mucho tiempo; si el primer amor no se olvida, hoy puedo decir que el verdadero amor nunca muere.


Efebo 1998.
Lima Perú

4 comentarios:

César Vera dijo...

El verdadero amor nunca mueren, dicen, pero el amor a la distancia nos hace morir lentamente. Ojalá retomes algún día eso que dejaste pendiente.

Un abrazo, y bienvenido a la bolgosfera.

Anónimo dijo...

Wooww, parece una novela de Corin Tellado, o una historia-amor y odio-de Yolanda Vargas Dulcche, en fin, concuerdo con cesar, el verdadero amor nunca muere, queda encerrado en lo mas recóndito del corazón, es asi como una secuela que deja un infarto de miocardio, es una huella indeleble que se marca en el cerebro, sin lugar a dudas, eso es el amor verdadero, la pasion como fuego que arde al más mínimo contacto de dos cuerpos, ese es el amor, el amor tambien es odio, es rencor, es resignacion, es desgracia, es morir.

Anónimo dijo...

Es bueno ver letras nuevas e interesantes... Crear historias te hace grande, pero si las historias son parte de ti, serás un gran hombre cuya alma se esparce sobre el mundo... De verdad es interesante lo que haces, con qué nos seguiras deleitando??

David JulcaRosales dijo...

no sé si lograré deleitaros, mi intención básica es mostrar una vida... matizada con los detalles del momento, como una vez que termine jugando a los gatos y ratones...