lunes, 22 de agosto de 2011

Sexo en Lima York (4)

Virginio del Campo….

Después de la exposición de la galería de arte subjetivista, que merece una historia aparte, llegó el dia de la visita de Virgino del Campo a Lima, es verdad que habian pasado caso 4 años de habernos visto por ultima vez, Mirian, su madre me había pedido que lo vayamos a buscar al aeropuerto a las seis de la tarde de ese dia de febrero, la espera no fue muy dura, generalmente no resisto esperar por mas de diez o quince minutos, pero la compañía de Mirian era balsámica, así que los 50 minutos fueron mas compañía que espera. Por fin a las siete apareció por la puerta de la izquierda, con unos vaqueros desteñidos y una camiseta oscura, gafas de su empresa y empujando un carro de maletas enorme.

Como un niño, Virginio se lanzó a los brazos de su madre y pude ver como se le escapaban un par de lagrimas de felicidad, yo preferí quedarme en un discreto segundo plano para no interferir en un abrazo tan familiar; al instante, y disimulando esa lagrimilla preciosa, Virginio reparó en mi, y me abrazó con tanta fuerza que sentí como sus pectorales estaban duros como rocas, y sentí una calidez que no había sentido hacia mucho tiempo.

- ­¡estás negro! – dije

- Y tu gordo- respondió con una sonrisa de kolinos.

- Vamos chicos, he preparado esos helados caseros que tanto les gustaba a los dos cuando eran unos chibolitos – cortó Mirian por lo sano.

Subimos a mi viejo Subaru, y puse rumbo al Callao, que es donde Virginio y su madre vivían cuando nos conocimos, ahora solo la mujer vive ahí. No fue difícil recordar el camino a pesar que no había hecho ese trayecto hacia mas de diez años, y jamas en auto, siempre fui en autobús. En el camino ellos, madre e hijo se dedicaron a ponerse al día en algunos detalles del vuelo, de que como ha cambiado la ciudad, que que joven se veía Mirian, que hacia mucho calor esa tarde, en fin, una variedad de temas que me hicieron suponer que deseaban llegar a casa y charlar de sus cosas, madre e hijo, sin mas orejas que las propias.

De pronto recordé de varios asuntos que tenía que resolver y me disculpe con ellos por no compartir el helado, pero debía salir rápidamente o perdería una oportunidad, la verdad es que no sé que excusa inventé pero salí del Callao sin dar muchas mas explicaciones.

Esa noche, al llegar a mi casita de retiro en el extrarradio, mientras me quitaba la ropa y me servía una copa de vino blanco, pensaba en la emoción que sentí cuando abracé a Virginio, sentir su cuerpo en ese instante, doce años después de habernos dejado, fue como abrazar a alguien totalmente distinto, pero a la vez muy cercano, a pesar del ese exquisito aroma a Chanel que tenía puesto, pude sentir ese olor a lejano, ese olor a mi adolescencia, a mis primeras experiencias, a mi primer amor…

Mientras tanto, la copa de vino estaba siendo mi mejor compañía esa noche, no recuerdo bien donde ni como comencé a aficionarme por el vino, además blanco, además muy frío; la verdad que entre el vino y mis recuerdos estaba entrando en un delicioso dolor por las viejas amistades que se perdieron por culpa de la vida, por el destino o por la falta de valor de reconocer quienes son las personas que te llenan o que te pueden hacer feliz, pensaba en lo tonto que es alejarte de alguien por no tener el arrojo de levantar el teléfono y decir “hola, llamaba para saber de ti” cuando de pronto suena el teléfono y una voz al otro lado me dice

- hola, llamaba para saber de ti.

Era Virginio, me quede de piedra, no sabia si la telepatía había funcionado o si era una simple casualidad, estaba ahí, al otro lado de mi celular, esperando que yo diga algo

- Hola – dije – ¿que tal todo?

¿Qué tal todo? ¿Era todo lo que se me ocurría decirle? Definitivamente el vino había hecho muy bien su trabajo.

- bien,bien, me pasé toda la tarde hablando con mi mamá de mil cosas hasta que la pobre cayó profundamente dormida.

- Ella estaba muy emocionada, llevábamos días de días preparando tu recibimiento, fue ella quien me aviso que venias.

- Aproveché que se quedó dormida para llamarte, tenía muchas ganas de hablar contigo, pero no por teléfono, quiero verte, te parece si tomamos un café mañana por la tarde en la Niña.

- La Niña ya no existe hermoso mío, ahora es una tienda de discos.

- Que lástima, realmente pasamos buenos momentos en esa cafetería.

- Claro, por que no teníamos dinero para una mejor ¿no? Jajaja

- O gastábamos el poco dinero en ese hostal pulgoso, el de las camas de cemento.

- Jajajajajajaja.

- Quiero verte.

- Yo también.

- ¿Mañana?

- A las ocho

- ¿Donde siempre?

- Donde siempre.

- Hasta mañana.

- Hasta mañana.

No sé si fue el vino, o si simplemente estaba esperando esa conversación con tantas ganas que una lagrimilla resbaló traicionando mi fortaleza, yo creía que las heridas estaban cerradas, y posiblemente sea cierto, pero las cicatrices en el invierno duelen.

Al día siguiente estaba listo a las siete treinta para ir a mi cita, fiel a mi costumbre me puse una camiseta negra algo ajustada, y unos pantalones de dril, ropa cómoda y fresca para poder caminar largamente, por que solo podríamos ponernos al día caminando, como antes, en largos paseos por la avenida Arequipa, o por algún paseo marítimo, como antes.

Llegué a las ocho menos tres minutos a la esquina del cine Orrantia, que ya no es un cine, sino algo diferente, algún culto religioso, y ahí estaba ya él, habíamos coincidido en la combinación de las prendas, y en ese momento, me di cuenta de lo mucho que lo había echado de menos. Puse las luces de emergencia y me detuve frente a él abri la puerta y le pedí que suba. Nos dimos un apretón de manos (recuerden que estamos en Lima) y salimos rumbo a Miraflores, donde seguramente caminaríamos un montón, y él me contaría su vida, y yo le contaría mi vida, y él diría te extraño y yo diría también.

- ¿cómo has estado? –preguntó.

- Muy bien, redecorando mi vida en Lima, por segunda vez, es una nueva aventura

- ¿ Porqué dejaste Madrid?

- Supongo que había quemado una etapa de mi vida, así que decidí volver a Lima, es una ciudad que esta creciendo y tiene posibilidades de desarrollo

- Ahora dime de verdad por que has vuelto a Lima

Era increíble que me conozca así de bien, él sabía que había un motivo mas para haber tomado esa decisión, y yo no podía ocultársela.

- regresé para olvidar – le dije

- una mala experiencia – dijo

- ya está olvidada. ¿tu a que has venido? No es turismo lo que te trae acá, ni visitar a tu mamá, ella va y viene de Miami a cada rato.

- Me voy a vivir con mi novio, por eso vine, para verte y saber que puedo irme a vivir con él sin tu sombra.

- ¿Y ya lo sabes?

- Me iré a vivir con él.

- Debo irme, se me hace tarde

- Entiendo

- Te deseo suerte

- Yo a ti también

Las cicatrices en invierno duelen y en verano también.

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